ONDARRETA
Zuaznabar Kalea, 83.
20180, Oiartzun, Gipuzkoa (España)
T +34 943 49 03 01
F +34 943 49 30 49
hola@ondarreta.com
ondarreta.com
Iniciamos este monográfico sobre la marca vasca Ondarreta con varios párrafos de su Manifiesto donde resumen la forma de entender su oficio. Es un placer escuchar lo que cuentan de su actividad artesana, de su amor por el diseño y por la vida. Nos gustan mucho las empresas con alma. «Hacemos mobiliario para acercar a las personas, crear vínculos y fortalecer relaciones. Queremos propiciar momentos de conexión, dar vida a espacios nuevos y enriquecer lugares viejos. Queremos que los encuentros tengan más encanto y que las reuniones sean más cómodas. Queremos ser ayuda para quienes escriben poemas, diseñan pósters, envían emails, disfrutan de una cena, contemplan arte o tocan un instrumento. «
PRINCIPALES COLECCIONES
LAS SEÑAS DE IDENTIDAD DE ONDARRETA

Somos hijas y nietas de ebanistas haciendo muebles en el mundo contemporáneo, lo que nos obliga a hacer una relectura en clave de tradición e innovación
«Cada colección que hacemos es una expresión de nuestro profundo respeto por lo que más nos importa: una herencia artesana de más de cuarenta años y el deseo de evolucionar para mantener un estilo vibrante y un equilibrio entre lo funcional y lo bello, entre lo hecho a mano y lo hecho con tecnología. Es esto lo que nos hace levantarnos cada mañana y lo que nos mantiene en pie, en movimiento, afrontando retos y reinventando nuestra empresa, con el único objetivo de transmitir esa ilusión a nuestros clientes, fruto de la incesante pasión que volcamos en la creación de nuestros productos.
Conectar, seguir en marcha, persistir.
Nos gusta nuestro trabajo. Disfrutamos incorporando y compartiendo las nuevas perspectivas, los grandes sueños y las buenas ideas que vienen con cada nuevo miembro que se une a nuestra familia.
Por nuestro arte y nuestros clientes, nos mantenemos en pie.»
El movimiento orgánico de la naturaleza nos recuerda la forma como nuestra empresa familiar se ha ido transformando
«Esa sensación que tenemos cuando entramos en contacto con una superficie que sabe justo cómo recibirnos, cómo adaptarse a nuestra forma, a nuestros movimientos. Una superficie, por ejemplo, como lo es la arena en la playa. Las costas se transforman al ritmo de mareas que suben y bajan pero los minerales que forman cada una de sus partes se quedan bailando unos con otros mientras que, lentamente, modifican el paisaje.
Este movimiento orgánico de la naturaleza nos recuerda a la forma como nuestra empresa familiar se ha ido transformando, respondiendo a las necesidades de los tiempos que cambian y abriéndose a nuevas posibilidades sin renunciar a los valores, a los elementos que componen su esencia. La playa en la que empezó el primer taller de Ondarreta hace más de cuarenta años, las manos que han trabajado la madera por décadas, los principios que han determinado cada producto que hemos hecho y cada decisión que hemos tomado a lo largo del camino: es esto lo que nos mantiene en pie, como se mantienen en pie los árboles; es esto, también, lo que hace que conservemos nuestra honestidad y flexibilidad, la capacidad de adaptarnos, como lo hace la naturaleza; es esto lo que nos hace crecer y lo que nos permite mantener la conexión con la raíz al hacerlo.«

Diseñamos y hacemos mobiliario con alma
«En los cimientos de nuestra empresa está la intención de mantener una relación equilibrada entre los elementos a lo largo de los procesos de diseño, conceptualización y producción. Al diseñar, nos enfocamos en traer armonía, conexión y alegría a las relaciones humanas; la fase de conceptualización está marcada por principios de empatía, sostenibilidad, artesanía y tecnología; en la etapa de producción creamos equilibrio entre el papel y el grafito, entre madera, manos, lijas, ordenadores y tubos metálicos. Todo esto para poder dar suavidad y proporción a un objeto único que sepa cómo recibir a nuestros clientes y conozca justo la forma de adaptarse a sus formas y movimientos. Diseñamos y hacemos mobiliario con alma.«
La vida de una silla
Hay sillas en habitaciones de hoteles, restaurantes elegantes, cenas austeras y oficinas ocupadas. Las hay en bares, museos, muelles, patios traseros, salones, comedores y cuartos.
Las sillas están ahí para sentarse, descansar las piernas o hacer que las personas se vean bien. Están para leer novelas, escribir crónicas, emails y cartas. Hay butacas, desde las que se piden bebidas en bares, puffs para descansar y sillones desde los que algunos tienen profundas reflexiones y otros, conversaciones banales.
Pero, más que nada, las sillas nos hemos convertido en cómplices, en silenciosas compañeras de los pequeños instantes que componen una vida. Algunas veces servimos para sostener un abrigo o recibir montañas de ropa usada que aún no está lista para volver al armario, a veces servimos para transportar objetos, como piezas en un juego de niños o una sesión fotográfica.
Pero siempre guardamos la esperanza. Siempre estamos a la espera de ese corto momento en el que podremos cumplir con el propósito para el que fuimos creadas: ser vehículos de la escritura de grandes textos, lecturas placenteras, descansos silenciosos, y diálogos enriquecedores. Nos hemos acostumbrado a ver a nuestros dueños ir directo a dormir cuando salen de la ducha después de un día de trabajo intenso. Pero aquí seguimos, esperando en silencio al lado de la cama, con la ilusión de que un día noten nuestra presencia.
El mundo de hoy va rápido. Lo entendemos. A este ritmo una silla no siempre puede servir para su propósito inicial. Pero seguimos siendo parte indispensable de vidas activas, creativas, bien vividas. Con esto nos basta.
Fuente: Ondarreta.